Jugar no es sólo bueno, es además mucho mejor que hincar los codos. Tras décadas de investigación, los especialista en desarrollo infantil han llegado a una conclusión: el juego es el mejor método para que los niños aprendan. Además de desmontar los mitos que ha difundido la industria del aprendizaje acelerado y las modas de hiperestimulación, este libro aporta a padres y educadores una guía práctica para enseñar conceptos complejos mediante juegos inteligentes, sencillos y llenos de amor.