Puede que dentro de unas décadas, los que ahora son niños y jóvenes, vuelvan su mirada atrás y, pensando en lo que podían haber sido y no fueron, nos pregunten a los docentes por qué no fuimos sus maestros. En nuestro descargo aduciremos que si la televisión, que si la administración, que si la formación, que si las familias..., y así se nos irán descontando responsabilidades, pero cuando lleguemos a ese tanto por ciento de nuestra exclusiva responsabilidad, entonces tendremos que responder. Este libro puede ser de utilidad para aquellos maestros y maestras que empiezan y se sientan desorientados sobre lo que se puede hacer en la escuela. En cierta medida es como un mapa del territorio que deberán descubrir, habitar y transformar, elaborado por dos exploradores que tuvieron que ir trazando una cartografía propia como buenamente podían, gracias a aquellos que, de verdad, fueron nuestros maestros y maestras despertando en nosotros la pasión por el conocimiento.