Destaca dentro de la escasa producción poética latina de la Castilla medieval. Narra la peripecia religiosa de Diego Martínez, fundador del monasterio de Benevívere (Palencia). Presenta una nueva edición crítica del mismo sobre la base del manuscrito que mejora las anteriores, una cuidada traducción y un profundo estudio de todos sus aspectos, cuyos resultados sitúan su composición en las postrimerías del reinado de Alfonso VIII y atribuírsela a un compatriota de la reina consorte, Leonor.