Se trata aquí del múltiple, complejo, apasionante, campo de la Ética y de la Bioética. Campo donde se intersectan diferentes e incontables discursos, y donde surgen las preguntas que no vale la pena responder apresuradamente. Para permitir el libre juego de los contrastes que habilita el tiempo de una discusión. Es el lugar y espacio de la diferencia creadora, de las tensiones y de los debates, de los encuentros y los desencuentros. Siempre fructíferos. Se trata del ámbito donde cada saber cuenta como Uno (por supuesto, sin pretender que éste Uno sea totalizante), y donde se pierden las jerarquía tranquilizantes de los dogmas. En suma, donde algunas, -y solo algunas- verdades intentan prosperar.