Consuelo siente que su vida es una larga sucesión de acontecimientos descabalados, intrascendentes y sin propósito, mientras se entretiene como puede para olvidar que es un ser frágil, impotente y con fecha de caducidad. Pero la muerte de su abuela Palmira, y su repentina decisión de acudir al entierro en un pequeño pueblo de Extremadura, va a convulsionar, al menos durante unos días, su vacía y anodina existencia. De la mano de la vieja Zoila (la anciana que ha cuidado de su abuela hasta el último momento), Consuelo conocerá una entrañable y fantástica historia de entrega, amor, esfuerzo y cooperación entre varias mujeres que se vieron atrapadas en medio de las circunstancias más adversas. El cielo de las hormigas es un lugar: la enorme y solariega casa de doña Palmira Espinosa, con su interminable pasillo y su corral de vieja estampa. Pero sobre todo, el cielo de las hormigas es una construcción interior, una vigosora urdimbre de afecto y complicidades, que mantendrán a un pequeño grupo de mujeres a salvo de la miseria material y moral de una de las etapas más negras de nuestra historia reciente.
