El vocabulario es el elemento molecular del lenguaje. Todo conocimiento de cosas y hechos, toda distinción en las ideas o sentimientos se apoya en el vocabulario y se fija en las palabras. Lo que no puede nombrarse se esfuma o se conoce en forma vaga y aproximativa. El vocabulario mantiene una correlación muy elevada con la memoria, la resolución de problemas y los conocimientos sociales y naturales. Es una realidad cada vez más frecuente que la mayoría de los alumnos terminan su escolaridad obligatoria sin saber leer, ni escribir, y más grave aún, sin saber expresar adecuadamente sus ideas. ¿Hemos aplicado los procedimientos que favorecen el vocabulario escrito? ¿Qué ejercicios resolvieron y resuelven más allá de las listas de palabras o completar oraciones? ¿Los hemos ayudado a resolver la pobreza léxica y los lugares comunes que aparecen en sus producciones escritas? El vocabulario conduce a una mejor preparación para afrontar las restantes áreas lingüísticas. En este sentido, se convierte en un medio y no un fin en sí mismo. Su didáctica está diferenciada de otros aspectos de la lengua, aunque sin perder su conexión con ellos, atendiendo al principio básico de la complicación lingüística. Para ayudar al docente a devolver a la palabra todo el valor, les ofrezco una serie de cinco pequeños y prácticos libros de transferencia al aula, cuya publicación será sucesiva. Recordemos que, cuando se realiza un ejercicio lingüístico, estamos al mismo tiempo realizando un ejercicio intelectual. No se puede, pues, educar língüísticamente sin producir un enriquecimiento intelectivo del sujeto. Cada libro contiene fichas para el alumno e información para el maestro en breves apostillas. La autora