Los cambios constantes en el entorno llevan a las empresas a un constante proceso de adaptación para mantener su competitividad. Se ha pasado de considerar al individuo como la unidad laboral básica a reconocer al grupo como célula fundamental de toda organización. Por ello, los sistemas de trabajo en equipo adquieren una importancia fundamental. Ahora bien, ¿Saben los líderes determinar el nivel de independencia de cada uno de sus colaboradores? ¿Qué estilo de dirección es el más adecuado en cada situación?