«En la apasionada discusión abierta entre los que persiguen el triunfo de la democracia moderna, es decir, de aquella que consiste en consagrar la personalidad humana y los derechos que de ella se derivan, procurando el advenimiento de la República, por creer que mediante ella se alcanza un más alto grado de libertad y que ella es la única expresión acabada y perfecta de la soberanía del pueblo, y los que afirman que la monarquía representa el triunfo del derecho y su soberanía desde las alturas del Estado; que tiene el poder de sí misma, porque se engendra en no se sabe qué oscuros limbos de la historia; que es la institución más poderosa para contener las corrientes más destructoras y revolucionarias, y para fijar la evolución de las fuerzas, yaciendo que se desborden, que es la institución más una, más impersonal y colocada a mayor distancia de todas las clases y de todos los partidos, que es la más flexible y por lo mismo la más vividera y que ha acompañado siempre a la humanidad auxiliándola en vicisitudes, no hemos de terciar nosotros, porque no hace nuestro propósito y nos llevaría demasiado lejos. Nuestros votos estarían, sin embargo, con los que defienden la opinión primera.» Miguel moya , Conflictos entre los poderes del Estado. Estudio Político , 3ª Ed. Madrid, 1890, pág. 220. «Soy demócrata, y por consiguiente, republicano Soy federal, y , por ende, partidario decidido de las autonomías individual, municipal, regional y nacional.» Telesforo Ojea y Somoza , El Parlamentarismo , Madrid, Tip. De G. Hernández, 1884, pág. 128.
