Este libro no trata del problema de la identidad, asunto muy discutido dese la Antigüedad (y que yo mismo he tenido ocasión de abordar a menudo), sino del problema del sentimiento de la identidad, no menos discutido ciertamente, en especial desde los célebres análisis de Hume . Rosset rastra a través de toda clase de caminos literarios y filosóficos la presencia fantasmagórica de un yo que se adivinasiempre en otra parte. Un recorrido plagado de fracasos pero ni mucho menos frustrante, pues lo que se trata de perder aquí no es una identidad personal que nunca se tuvo, sino el sentimiento que acompaña y emborrona a esta ausencia. Trata de mostrar en este breve pero condensado ensayo que la pretensión de llegar al conocimiento de uno mismo es inútil y en gran medida un lastre. Al final, es esta misma ceguera del individuo respecto a sí mismo la que le mantiene siempre en vilo y es fuente de todo su gozo de vivir. Un texto al alcance de cualquier lector profano con inclinación por la filosofía o la reflexión, escrito de manera transparente y concisa. Lejos de mí se aleja una vez más de la grandilocuencia que deplora su autor y que, lamentablemente, exhibe a veces la literatura filosófica.
