En los veintidós cuentos que componen este lilbro el autor da rienda suelta a su imaginación en muy diversos registros, desde las pesadillas más descarnadas -los primeros once relatos-, hasta las narraciones de signo realista - Muerte en el barrio chino , Catedral de la Habana ...-, directamente extraídas de inmediatas vivencias, sin olvidar la práctica del monólogo interior o corriente de conciencia - en La playa , Con estas manos , Obsesión y Tarde de sol y moscas -, como fórmula literaria para introducirse de rondón en el feudo más íntimo y secreto de los personajes imaginados. El temor a la muerte, el amor contrariado y sin horizonte, el heroísmo inocente de un niño en el siniestro tiempo del nazismo -en Estación de Sarrebourg-, el odio y la amargura de un torero fracasado -en Tarde de sol y moscas -, y otros asuntos e historias dibujan un variado y ágil fresco de la condición humana.