Las hojas vivas , de Diego Pedro López Nicolás , obra ganadora del XXI Premio Internacional de Cuentos Max Aub , y Los nombres de Castleman , de Óscar Alonso Álvarez , finalista del mismo certamen, se incardinan en la mejor tradición del cuento, que es suma de forma y contenido. No desvelaré las anécdotas de sus historias para no privarles del placer de su lectura: baste decir que los dos abordan temas difíciles, de los que transitan por los acantilados de las emociones humananas (desde donde, ay, tan fácil es caer en la sensiblería y en los tópicos), y que ambos encuentran un sabio equilibrio entre intensidad y contención. Más que la sorpresa pretenden un estremecimiento. Y a fe que lo consiguen. Nos cuentan el horror de nuestros miedos más profundos, pero son al mismo tiempo cauterizadores de nuestras heridas mortales. ( Pasqual Alapont )