DEsde que hace más de mil años se descubriese en el bosque de Libredón la tumba del apóstol que se la nombre, Santiago de Compostela no ha dejado de prosperar y embellecerse. Meta de innumerables peregrinos, los obispos compostelanos reunieron a los mejores arquitectos y a los más hábiles artesanos, y la dotaron de espléndidos monumentos y obras de arte.