El cuerpo se ha convertido en objeto de la Historia porque es tributario de condiciones materiales y culturales que han cambiado radicalmente a lo largo de los siglos. De la lentitud a la velocidad, del retrato pintado a la fotografía, de los cuidados individuales a la prevención colectiva, de la cocina a la gastronomía, de la sexualidad vista desde la moral a la sexualidad vista desde la psicología; el lugar que ocupa el cuerpo en el mundo occidental ha ido evolucionando con los tiempos. En una época en la que proliferan los cuerpos virtuales, en la que se intercambian sangre y órganos,en la que se difumina la frontera entre lo mecánico y lo orgánico, en la que nos acercamos a la programación de la especie y la replicación del individuo, es más necesario que nunca tantear los límites de los humano: ¿Mi cuerpo sigue siendo mi cuerpo? La historia del cuerpo no ha hecho más que empezar.