Renée Van Tricht vivió, hace ahora 20 años, una experiencia que marcó su vida: Kurt, el pequeño que tan gozosamente habÃa esperado, llegó al mundo con una grave afección hepática, al parecer. sin remedio. Durante largos meses Renée sabÃa que las perspectivas de vida del pequeño Kurt se iban haciendo cada vez más difÃciles. Hasta que una luz de esperanza se abrió ante el futuro de su hijo: un trasplante de hÃgado. Mientras esto ocurrÃa en Bélgica, en un pueblecito de Barcelona morÃa el pequeño Sergio. La generosidad de sus padres devolvió la vida a Kurt y la esperanza y alegrÃa a Renée. Ambas familias nunca pensaron encontrarse ni saber la una de la otra. Hasta que un dÃa...