Para la gravedad newtoniana no importa que la Tierra mantenga su rica biodiversidad o se desertice a causa de una contaminación irreversible, pues sólo considera la cantidad de masa y no su grado de complejidad. El concepto leibniziano de la Mónada nos permite penetrar en el interior de las masas, descubrir que la atracción puede encerrar convergencias y superposiciones armónicas, y señalar el camino para culminar la revolución de Copérnico, inacabada por el temor humano a la libertad.