Los ensayos que integran este libro fueron escritos a lo largo de varios anos y a partir de lo que yo creia, entonces, diferentes intereses. Sin embargo, y a medida que el tiempo fue pasando, ciertas afinidades demostraron su persistencia, como si un hilo secreto enhebrase a Walter Benjamin con la problematica del mal, a Edmond Jabes con mi abuelo abandonando su schtetl polaco, a Gershom Scholem indagando sobre el fascinante mundo de la Cabala, a Kafka construyendo sus maravillosas parabolas, a Primo Levi intentando narrar lo inenarrable junto a algunos nombres esenciales para intentar comprender nuestro tiempo (los nombres de Thomas Mann, Martin Buber, Max Weber, Ernst Bloch, Tzvetan Todorov, entre otros). Una presencia constante e insistente que impulsaba la escritura, cierto aire de familia en todos esos ensayos que, por diversos caminos, confluian en ese vasto e inasible territorio que casi por comodidad podemos denominar lo judio. Ese era el secreto que senalaba una continuidad mas alla de los personajes y de los temas, como si alrededor de lo judio, de mi propio interrogar desde y a partir de un judaismo siempre en movimiento, mis otras preocupaciones intelectuales encontraran su verdadera significacion. Presencia biografica, como una huella imborrable que visita sin permiso la memoria y que, casi sin darnos cuenta, testifica, a traves de su permanencia, aquello que nos marca. Quiza una determinada sensibilidad o un mandato impostergable que plantea sus exigencias mas alla de las posibles simulaciones o de los imposibles abandonos.