El capitalismo industrial desarrolló técnicas para modelar eficientemente cuerpos útiles y subjetividades dóciles. En la actual sociedad de información, la teleinformática y la biotecnologÃa -unidas por el designio de la digitalización universal- pretenden lograr mutaciones aun más radicales: la supresión de las distancias, de las enfermedades, del envejecimiento e incluso de la muerte. El cuerpo humano, reducido a sistema de procesamiento de datos y banco de información genética, se estarÃa volviendo obsoleto. Las nuevas tecnociencias apuntan a su hibridación con materiales inertes y a la manipulación de sus genes con la vocación faústica de superar sus limitaciones naturales. El hombre postorgánico expone detalladamente de qué manera el entrecruzamiento de biologÃa e informática, a la vez que simplifica la complejidad humana, es el fundamento de los nuevos mecanismos de control del capitalismo postindustrial. A partir de la noción de biopoder de Foucault la autora analiza la omnipresencia del discurso informático y el aura de la que goza el discurso médico. El descarnado optimismo cientÃfico es puesto en cuestión al desvelar los móviles del capital global, que ha transformado al ciudadano en consumidor, asà como los métodos de control: en términos de Deleuze, el hombre confinado de la modernidad es ahora el hombre endeudado. Paula Sibilia realiza un análisis riguroso acerca de las bases filosóficas de la tecnologÃa contemporánea, descifra sus articulaciones polÃticas, sociales y éticas, para finalmente postular la persistencia y la resistencia de lo orgánico.
