Después de no pocas dudas y titubeos, el autor de esta obra determinó que llevase como título: El inocente . Una obra en la que Jesús nos desconcierta porque habla desde una posición que cuestiona toda nuestra existencia. El inocentes urge a que los cristianos redescubramos el auténtico radicalismo evangélico cuestionado hoy por el sucedáneo de tanta receta pastoral adulterada. Una obra, en fin, que termina siendo un manifiesto doctrinal y místico.