Este libro es prueba del grafismo expresionista y algo salvaje de un autor que no duda en enfrentarse siempre que puede, a la moral conservadora de la Francia profunda con la modificación de las tendencias reaccionarias por parte de la juventud. Baru afianza la fuerza y dinamismo de una realidad proclive a la hostilidad a partir de la caricatura con la que perfila la expresividad facial de cada uno de sus personajes, combinados con silencios evidentemente cotidianos.