La mirada de Memo García no es la de un aficionado a la fiesta brava. No busca inmortalizar el momento exacto -tangencial- en que el toro se embebe en el engaño. Su proyecto es otro: el registro de los momentos cotidianos, profanos, de todo el proceso de la fiesta. Como artista, le impacta la plasticidad, el fuerte colorido, los contrastes, a la vez tensos y sutiles.