El derecho a no ser molestado o el derecho a estar solo (to be let alone) es una expresión que ha hecho fortuna para describir el derecho de la persona a proteger su intimidad. El derecho a la intimidad o a la privacy, según la expresión anglosajona, responde a un planteamiento que es propio del liberalismo clásico, que habilita a su titular para rechazar cualquier intromisión sobre aquel ámbito de su vida privada inaccesible a los demás salvo que medie su consentimiento expreso. Pero en el marco de liberalismo democrático, el derecho a la intimidad, no sólo supone el rechazo frente a cualquier perturbación procedente del exterior, sino también la potestad para disponer acerca del flujo de información que trascienda a la voluntad de su titular, sobre de aspectos de relativos a su circulo privado.