Este texto efectúa criticas fecundas a la sociedad actual, a la universidad, a ciertas formas de investigar en educación, etc., pero no permanece en ellas. Desde el reconocimiento de que éste podría ser el siglo de la educación o de que ha podido llegar la hora de la escuela, propone un cambio social profundo centrado en la enseñanza y el profesorado. Ofrece claves para una verdadera revolución didáctica, orientada básicamente a diluir egocentrismos y a construir conciencia nueva, más allá de la miope globalización.