En este libro se desentraña lo que puede ser considerado el misterio de la cosa en sí. Eduardo Shore considera que, si bien Kant se refiere a las cosas en sí sin hacer ninguna distinción entre ellas, en realidad esta considerando dos clases: una alude a Dios, el alma inmortal y la libertad (a los que Kant considera incognoscibles), y la otra se refiere a las cosas reales del sentido común, pero consideradas desde el punto de vista de su existencia independiente de su aprehensión por parte del sujeto. El autor intenta disipar el equívoco producido al no tomar en cuenta esta distinción.