Nicolás, dramaturgo afincado en Nueva York, atraviesa un universo sembrado de sinfonías ajenas y propias. Un mundo en el que el individuo, como decimal, necesita de los demás para autoafirmarse y completarse. La novela está compuesta a cuatro tiempos que el protagonista utiliza para apelar a la presencia muda de los demás y así entender tanto el mundo que le rodea, como sus propios sueños. El objetivo de la búsqueda es el de definir la personalidad de Celeste Persiglás, una modelo erótica que interfirió en su vida sentimental y fue la responsable de la tragedia desatada por su amigo e incipiente amante, Omar, la perfecta y estólida belleza absoluta. Una novela donde la soledad desgarradora fluye sin artificios ni estridencias, casi de puntillas y en la que el ritmo se eleva por encima del más absoluto silencio. La soledad de los decimales nos hace pensar en lo que habría más allá de la felicidad, más allá de la imprescindible unidad por la que todos luchamos. Una novela de un intenso cromatismo descriptivo, un abanico de sensaciones que fluyen con honestidad y cinismo en el caudal salvaje de una melodía.
