Pablo Picasso ha construido los dos símbolos más relevantes de la guerra y de la paz: el Guernica y la paloma, signo renovado de la paz en el siglo XX. Sin embargo, es significativo que soslaye el relato directo del conflicto, aunque hay aires de guerra en la obra de Picasso, al igual que sus pinturas hay una respuesta a los afanes de paz que dominan Europa una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. Salvo muy contadas, no hace una crónica de los acontecimientos bèl • lics, pero la guerra está presente en sus pinturas. El Guernica se erige en el chivato de la violencia y el horror, en el detonante que pretende concienciar a la humanidad del dolor del pueblo español, en el manifiesto de la cólera del artista que lanza su pintura porque el rebase, el Guernica fue destinado a este mundo que lo engloba aunque lo niegue, e incluso aunque lo transforme. Allí nacieron. [...] La más furiosa acusación de la pintura, escrita en cuadros, pertenece a la pintura.