La experiencia demuestra que las personas con diabetes que saben cuidarse mejor son las que están bien enteradas de las razones por las que, en su momento, se decidieron cada una de las medidas que integran su tratamiento. Sobre todo, si de un modo u otro se las dejó intervenir en su gestión. Los conocimientos adquiridos las capacitan para que, por sà mismas, hallen las soluciones lógicas y correctas a los mil y un pequeños problemas y obstáculos que suelen ir surgiendo alrededor de su defecto metabólico. Y para que tomen decisiones acertadas con la única ayuda de su sentido común. Y si hay un aspecto en el que se hace especialmente evidente es en la parcela de la terapia insulÃnica, ya que el tratamiento hormonal en este caso difÃcilmente puede ser estático durante mucho tiempo, y forzosamente exige retoques en uno u otro sentido, según las circunstancias del momento. Todos están de acuerdo en la importancia decisiva de la educación diabetológica en el tratamiento de la diabetes. Sus instrumentos básicos suelen ser las entrevistas paciente-médico y paciente-educador, con los correspondientes complementos, si se da el caso, de conferencias y cursillos, o la pertinente ayuda, cuando es posible, de los medios audiovisuales. Pero aunque se repita continuamente que hoy en dÃa la gente ha perdido el hábito de leer libros, seguimos creyendo que una publicación divulgadora, sobre todo si se procura que esté redactada con un estilo directo y que resulte fácil de entender, continúa siendo un instrumento útil e insustituible, que permite aprender, repasar, recordar o consolidar conocimientos en plena intimidad, aprovechando retazos de tiempo, si conviene, y repitiendo la lectura cuantas veces sea necesario. Este libro ha sido escrito pensando asÃ, y con la ilusión de creer que de un modo u otro será útil a alguien.
