Leer este libro es como pasear por un templo. En su altar mayor, iluminado por centenares de velas, los mensajes, los poemas, los dibujos parecen exvotos. Es El Pozo, en pleno desconsuelo por la matanza del 11-M. Puede que las plegarias no lleguen nunca más allá de nuestra propia voz. Pero cuando la plegaria es colectiva se propaga explicando y explicándonos. El horror de aquellos días puso en evidencia el valor de ciertas verdades invisibles, de esas que tal vez a muchos les sonaran a huecas: la paz, la libertad, la democracia. Y la importancia de los otros, esa forma del nosotros que fingimos leer.