Las personas de edad avanzada poseen un enorme valor potencial para las empresas, para la economía y para la sociedad. Desgraciadamente, a menudo constituyen un recurso sin explotar y discriminado, ya que muchas de las medidas que adoptan los poderes públicos y muchas de las prácticas son reliquias del pasado. Es necesario abandonar los estereotipos tradicionales sobre el envejecimiento para beneficiarse del creciente aumento del número de ciudadanos de edad avanzada, muchos de los cuales trabajarían, de hecho, más tiempo si las medidas y las prácticas de los centros de trabajo fueran las apropiadas. La OCDE ha realizado numerosos estudios sobre los sistemas públicos de pensiones y de jubilación anticipada y sobre la necesidad de reformarlos para hacer frente al envejecimiento de la población. Sin embargo, estas reformas no serán suficientes para fomentar la jubilación tardía y para reducir el riesgo de que surja una escasez de mano de obra en el futuro. También es necesario adoptar medidas para adaptar las prácticas de fijación de lso salarios al envejecimiento de la población trabajadora, para luchar contra la discriminación por razones de edad y contra las actitudes negativas hacia el hecho de trabajar a unan edad avanzada, para mejorar las cualificaciones de los trabajadores en edad avanzada y sus condiciones de trabajo y para activar mejor a lso demandantes de empleo de edad avanzada.