El 19 de septiembre del año 2000 tuve el honor y el privilegio de pronunciar en el Panteón de Marinos ilustres el panegírico de lo que supuso para la Armada en general y para la Aeronáutica Naval en particular los relevantes servicios que en paz y guerra les prestó el Capitán de Navío D. Pedro Cardona y Prieto, y ello con motivo del traslado de sus restos mortales a su sepultura definitiva en ese templo de la Marina.