Considerada obra maestra entre iguales, dentro de la breve colección que constituye el legado de Tarkovski, caracterizan al film su peculiar sencilleza y economía de medios, la originalidad y coherencia de sus planteamientos formales, así como la seriedad y compromiso con que el equipo de rodaje desempeñó su cometido en condiciones extraordinariamente adversas.