Debe resaltarse la delicadeza expresiva, no exenta de picardía, con que Julián Baena se dirige al lector en un libro cuyo contenido pudiera aconsejar escenificar incontenidas pasiones y ansias de placer justificadas por un argumento protagonizado por el odio, la envidia, la desconfianza y los recelos, cuyo denominador común es la sospecha y la inquietud de que la persona amada haya mudado o mude su cariño poniéndolo en otra. Nuestro autor, con un lenguaje, breve, sencillo, preciso y claro, navega por el mismo mar de otros autores, pero con diferente barco, distinta tripulación y otra carta de ruta, con la intención de agradar y sorprender con un relato de amena lectura, sencilla exposición, original enfoque y, sobre todo, de aleccionadora moraleja deducible en un final doble de dos posibles desenlaces, protagonizados por tristezas, mentiras, burlas, verdades, sarcasmos... y presididos por el término medio de la discreción narrativa. Las trompetas del cielo posee dos cualidades importantísimas de la narrativa: la rapidez y el movimiento. Empezada la lectura ansiamos llegar al final. Y cuando éste llega, nos sabe a poco. Julián Baena hace gala de una narrativa literaria cronológica en la que las vivencias del protagonista avanzan, paulatinamente, en paralelo al mundo de incertidumbre e incomprensión que vive, desde la simple aparición de la sospecha del engaño amoroso, a la puesta en práctica de lo inimaginable por una mente sana, para terminar con una lógica aplastante inconcebible en quien escasea de raciocinio.
