El de la cultura se puede considerar como uno de los sectores que ha experimentado más cambios en su morfología y en su forma de gestión en los últimos tiempos. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, y más concretamente en la década de los setenta y de los ochenta, se ha ido incorporando a los planteamientos de las políticas públicas a diferentes niveles, aunque de manera muy tímida, sobre todo en los ámbitos regional y local.