Cuando a la sucesión concurran una pluralidad de herederos y exista conflicto o no entendimiento entre ellos sobre el modo de hacer la partición, aquellos pueden reclamar del órgano jurisdiccional la tutela efectiva en defensa de sus derechos e intereses legítimos hasta la total partición y adjudicación de los bienes hereditarios. El cauce procesal a través del cual se insta a la partición judicial es el juicio sucesorio, que tiene por objeto, junto con la división de la herencia, la adopción de las medidas cautelares encaminadas al aseguramiento de los bienes hereditarios hasta su adjudicación. La LEC 2000 ha simplificado los antiguos juicios de testamentaria y abintestato, centrando su regulación en torno a su Finalidad esencial: la división judicial de la herencia.