Con el firme convencimiento de que cada idea exige su forma, como aquella estatua que esperaba en el interior de la piedra, este libro despliega sus variedades para conformar un recorrido textual en el que la literatura, el sentimiento amoroso y el esfuerzo por hacer que un día suceda a otro se imbrican como ruedas dentadas en pos de un optimismo que, bruñido por una mirada aséptica, se siente necesario.