Roma continúa con esa labor de indagar en el paisaje a través del detalle que libera la pintura esbozada en un trazo inmediato. En apuntes rápidos y seguros, el dibujo cobra una realidad propia a la hora de mostrar el espíritu de la historia de la ciudad. Arquitecturas como edades del hombre, ruinas como metáforas de la memoria, espacios naturales y elementos ornamentales de un mundo pictórico que desde una realidad inmediata nos sorprende con una visión contemplativa que es parte del paisaje.