Todo empezó el día que Juanolo oyó una conversación entre sus padres que se encontraban muy apesadumbrados. No les había visto así desde que España perdió a la primera de cambio en el mundial de fútbol. Y Juanolo, ante esa forma de hablar tan extraña de su padre, hizo lo que todo buen hijo hace: pegar la oreja a la puerta y escuchar toda la conversación... Así se enteró de la existencia del Caldero de Oro que Todo lo Cuece y Todo lo sabe y dio comienzo a una aventura sin igual.