La presencia de Eduardo Arroyo es obligada en un programa que pretende reflejar la evolución de las artes plásticas españolas en los últimos cincuenta años. Eduardo Arroyo ocupa en ese panorama un lugar singular, caracterizado por la voluntad crítica y reflexiva de su obra. El universo de Arroyo plantea un compromiso incisivo y muchas veces provocador sobre los problemas de nuestro tiempo, pero también una reflexión lúcida y lúdica sobre la tradición pictórica y las últimas tendencias creativas. La perspectiva ética de la obra de Eduardo Arroyo, teñida de ingenio e ironía, no está reñida con su indudable valía estética. Por encima de todo, Arroyo es un artista polifacético con un enorme dominio de los recursos expresivos: en su mirada a la realidad que le rodea, en su diálogo pictórico con los grandes maestros, Arroyo despliega una evidente destreza para el color y la composición, que enriquecen el contenido narrativo y la originalidad conceptual de sus cuadros. La obra de Arroyo, que parte de nuestra tradición para proyectarla hacia el futuro, llega con Arte Español para el Exterior a los países del Este de Europa. Resulta significativo que, un año después de la puesta en marcha del programa con motivo de la Presidencia Española de la Unión, una exposición del mismo llegue a Budapest. De esta manera se hace visible el compromiso vital de nuestro país con los Estados llamados a incorporarse a ese proyecto colectivo de libertad, democracia y prosperidad que es la Unión Europea.
