Desde 1898 la relación entre España y Cuba ha sido muy especial, un ?asunto interno?, un vínculo familiar. Esta relación se ha mantenido tenazmente en parte gracias a la emigración española que eligió como destino Cuba después del desastre del 98. Más tarde, el desarrollo de la política exterior española convirtió a Iberomérica, y muy especialmente a Cuba, en parte de una ?política exterior de sustitución?. Con el renacimiento de la democracia española y la normalización de las relaciones exteriores de España, la relación hispanocubana se ha consolidado, pero también ha sufrido el impacto del mantenimiento del embargo de los Estados Unidos (especialmente la ley Helms-Burton) y las correcciones derivadas de los cambios de Gobierno en España.