El pintor Carlos de Haes y sus discípulos, en particular Aureliano de Beruete, renovaron en España el género del paisaje, poniéndolo en línea con el cientificusmo geográfico o con el espíritu del 98: búsqueda de la realidad física y metafísica del país; ciencia y conciencia. Nace así toda una pintura cuyo canon preceptivo es la ideología, no siempre precisa, de los noventayochistas. Con el enfoque interdisciplinar que el tema exige, y atendiendo así a los requerimientos de la actual metodología de la ciencia, el libro se abre a una explicación polivalente del objeto artístico y de la sociedad en que nace, los dos elementos necesarios de una Historia del Arte renovadora más atenta a las bases conceptuales, ideológicas y estructurales de la obra y su medio, que a la psicología del autor o a la pura acumulación de datos irrelevantes.