La Estimulación Temprana o Precoz recibe este nombre porque se aplica desde el nacimiento, especialmente en los tres primeros años de vida, que es el período en que nuestro sistema nervioso posee mayor plasticidad y en el que, por tanto, puede favorecerse, a partir de estímulos adecuados, el desarrollo de nuevas conexiones sinápticas. Podemos considerar la estimulación temprana desde una variante terapeutica, y en este caso iría dirigida, desde una variante preventiva, a todos aquellos niños y niñas que presenten alteraciones en su desarrollo por causas prenatales o postnatales, y para aquellos otros en los que se presumiese el riesgo de retraso madurativo, o desde una vertiente educativa, para favorecer el desarrollo de cualquier niña o niño. Sin olvidar que un programa realmente precoz de intervención ha de contemplar, ya desde etapas prenatales, otros muchos aspectos (físico-biológicos, socio-políticos, económico-culturales, etc.), desde la óptica terapeutica mencionada anteriormente, los tres grandes fundamentos de la estimulación temprana son, para nosotros: La Psicología del Desarrollo, importante porque, pese a la plasticidad del niño o de la niña en sus primeras etapas, no podemos presentar los estímulos de una manera anárquica. Basándonos en la evolución normal, hemo
