El patrimonio artístico acumulado por los primeros monarcas de Castilla con aspiraciones coleccionistas no ha llegado a las colecciones del museo nacional de pinturas, debido a la costumbre de poner en venta a través de almonedas el patrimonio de los soberanos después de su fallecimiento, si bien el destino ha hecho que ingresara, con motivo de la desamortización de Mendizábal, alguna obra proveniente de legados reales, tal como La fuente de la Gracia, pintada en el taller de Van Eyck que había sido entregada por Enrique iV al monasterio segoviano de El Parral.