El Camino de Santiago encierra, después de más de diez siglos, infinidad de leyendas, milagros, anécdotas y curiosidades que han enriquecido aún más el fenómeno jacobeo y han despertado su interés. El Camino ha servido de escenario para las luchas entre Carlomagno y los musulmanes, entre doña Urraca y su marido Alfonso I de Aragón, ha sido testigo de las aventuras del Cid y de los milagros de Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega. Pero también el Camino ha creado sus héroes y hasta ha inventado sus propias historias ¿sabía que la famosa batalla de Clavijo, donde apareció por primera vez el apóstol Santiago en su blanco caballo y que dio pie al grito de ¡Santiago y cierra España!, no existió?, ¿o que las hijas del Cid probablemente no se casaron con los infantes de Carrión que cita el Poema del Mío Cid? ¿Conocía la costumbre riojana de que la uva sólo podía ser pisada por las mujeres con sabañones y que muchos franceses desaparecieron sumergidos en los lagos de fermentación de las bodegas?, ¿y que la Casa de Botines no es el auténtico nombre del edificio modernista que diseñó Gaudí en León? El Camino ha sido cuna de ilustres personajes de letras como Gonzalo de Berceo, el marqués de Santillana, Rosalía de Castro o nuestro último Premio Nobel de Literatura, Camilo José Cela. Sólo en el Camino se puede encontrar uno con la curiosa imagen de ver un gallinero dentro de la catedral o contemplar cómo un rayo de sol acude todos los años, el mismo día y a la misma hora, a acariciar un hermoso capitel románico. ¿Sabía que el nombre de Lavacolla, donde se encuentra el aeropuerto de Santiago, procede de la costumbre de lavarse los peregrinos sus partes?, ¿o que el popular Botafumeiro se inventó para aliviar el interior de la catedral compostelana de los malos olores que despedían los peregrinos? Todas estas anécdotas y muchas más son objeto en este libro de su análisis y explicación histórica.