La salud emocional es posible. Cultivándola dÃa a dÃa, aplicando el autoconocimiento y encauzando su vida por la senda de la armonÃa, todo ser humano puede convertirse en artÃfice de su propio equilibrio, de su proceso de apertura afectiva. Nada bueno emergerá jamás de los estados mentales negativos. El odio, la avaricia, la envidia o el afán de venganza, entre otros, originan malestar, conflictos, heridas que condicionan nuestra conducta.