Este libro evoca las vivencias de una pianista, Margarita Murillo, que en sus años universitarios descubrió la luz brillante de la santificación del trabajo profesional en medio del mundo. A partir de ese momento se enfrentó a la aventura de dar a cada instante, frente al teclado, en cualquier circunstancia, una vibración genuina: la del cristiano que vive con el proyecto de conducir todas las realidades cotidianas a Dios. En 1953 tuvo la oportunidad de conocer y tratar, en Roma, al fundador del Opus Dei. Sus recuerdos del beato Josemaría y de los comienzos del Opus Dei en México son innumerables; casi todos hechos sencillos, pero que impregnados de sentido divino otorgaron a la vida un carácter de aventura cotidiana.