La mayor oleada de exiliados políticos que se produjo en España durante todo el siglo XIX fue aquella que tuvo lugar con motivo del restablecimiento del régimen absoluto en el reinado de Fernando VII. En 1823 muchos españoles que habían participado de una manera más o menos directa en la política del período constitucional, o que se habían significado en favor de los principios liberales triunfantes transitoriamente en 1820, se vieron obligados a abandonar el país.