razos. Haikus y otros poemas breves (Vitruvio, 2020) cuenta con un excelente prólogo de José Antonio Olmedo López-Amor, poeta y crítico literario, que ilumina correctamente al lector para comprender los poemas del volumen, tanto en su línea de procedencia oriental como en su contenido. Como digo, en este volumen, el autor parte de las formas poéticas de la tradición japonesa: la tanka, el haiku y el senryu, todas ellas conocidas e imitadas en Occidente desde hace más de un siglo, tiempo en el que han derivado hacia verdaderos éxitos en la adaptación a una nueva lengua y manera de ver el mundo, pero también hacia fórmulas amaneradas y resultados empobrecedores por mecánicos y previsibles. El prestigio de estas formas poéticas y su cultivo en los últimos años ha dado cosechas de libros reprochables en su totalidad, tanto por no saber medir bien el hilo que debe mantenerlas en su origen como el equilibro con un nuevo decir que resulte correcto y creíble. No es este el caso de Trazos, en el que observamos una cuidadosa apropiación personal de estas formas métricas a partir del canon de la adaptación en España.
