El año 1811 fue un año de contrastes, pues mal acabó lo que bien empezó para los aliados. Tras las victorias de Fuentes de Oñoro en marzo y La Albuera en mayo, sobrevinieron las derrrotas en Tarragona en julio y Sagunto en octubre, rematando ésta con la capitulación de Valencia, ya entrado el año de 1812. Más allá de no poder explicarnos los motivos del ascenso a capitán general del ejército a don Joaquín Blake, poniéndole casi a la altura del mismísimo Castaños, y ya no digamos comandane en jefe de tres ejércitos, con carta blanca y plenos poderes... Frente a él, el recién ascendido a mariscal del Imperio, por su éxito en Tarragona, Gabriel Suchet, ...La caída de Valencia supuso para los españoles una dramática experiencia, equiparable a la de Bailén para los franceses, y tan sólo la voraz demanda de tropas por parte del emperador, para su campaña de Rusia, impidió a Suchet completar una campaña que pudo acabar con el total control del sureste de la Península. Afortunadamente, para los españoles, se acercaba el año 1812 y los Arapiles compensarían con creces esta funesta derrota.
