Vivimos en un mundo caracterizado por la exaltación de las pasiones individuales. La cultura de las grandes empresas, con su lenguaje, sus categorías, sus valores y virtudes, ha sabido encauzar como nadie los valores del individuo y ha creado toda una gramática con la que describir historias de éxito. Algunas palabras típicas de la empresa, como mérito, eficiencia, competencia, liderazgo, innovación? se usan indiscriminadamente para describir también las virtudes de la política, la sanidad y la educación. Paradójicamente, las empresas experimentan, a su vez, una fuerte carestía de palabras verdaderas y vivas y de virtudes, muchas de ellas pre-económicas, de las que no pueden prescindir mientras estén habitadas por seres humanos. Este libro, a veces muy crítico pero nunca desesperanzado, es, en definitiva, una invitación a tomar conciencia de la ideología que se esconde tras las escasas y pobres palabras de las grandes organizaciones y a introducir palabras nuevas para que las empresas vuelvan a ser espacios verdaderamente humanos.
