El hombre de la mirada elevada, el protagonista anónimo de esta infrecuente novela, vive condicionado por una particularidad orgánica que le ha impedido relacionarse con su entorno de una forma normal. Esta peculiaridad consiste en la naturaleza insólita de su mirada, cuya fuerza lo empuja a observar con un detenimiento y minuciosidad enfermiza aquello que lo rodea, hasta el punto de hallar millones de matices en cada objeto en el que deposita dicha mirada.