Séneca el Viejo, cuya homonimia con su hijo el filósofo le ha relegado durante siglos a un inmerecido olvido, nació en Córdoba a mediados del siglo I a.C. y murió en torno al 40 d.C. De él han llegado hasta nosotros las Controversias y las Suasorias , compilaciones de distintos tipos de ejercicios declamatorios al uso en las escuelas de retórica romanas. En las Controversias , ejercicio en el que se someten causas ficticias al arbitrio de un tribunal, Séneca nos ofrece una selección de las sentencias más brillantes que los declamadores utilizaron para defender una u otra causa. Los personajes de esas causas ficticias responden, por lo común, a estereotipos convencionales ya presentes en otras obras de la literatura latina (en Plauto , por ejemplo) que dan a las Controversias un regusto novelesco: hijos desheredados, jóvenes violadas, falsos testimonios, etc. En las Suasorias el ejercicio declamatorio consiste en aconsejar a personajes históricos o legendarios qué decisión deben tomar ante una situación crítica determinada: a Alejandro Magno si debe entrar o no en Babilonia, a Agamenón si debe inmolar o no a su hija Ifigenia, etc. Las noticias que el autor ofrece sobre los oradores que intervienen en Controversias y Suasorias son, en muchos casos, las únicas que tenemos, lo que da a Séneca el Viejo un enorme valor añadido como fuente para conocer a un gran número de rétores romanos. A pesar de la confusión, durante siglos, entre ambos Sénecas, la huella de Controversias y Suasorias se ha dejado sentir en escritores como el inglés Ben Jonson o, en España, Quevedo .
